
Foto: Embarcadero en el río Huso. Fuente: Komando Recópolis.
De una visita realizada al yacimiento de Ciudad de Vascos (Navalmoralejo, Toledo) el 15 de octubre de 2022.
Corría el año 2015 cuando empezó a materializarse un proyecto para la visita a este yacimiento cercano al pueblo de Navalmoralejo en la comarca de La Jara toledana….De los detalles de la historia y sobre lo que no llegó a ser tenemos un número importante de publicaciones que aparecieron en los medios de comunicación de la zona y otros de ámbito nacional en aquel momento. De todo ello podemos comenzar a tirar del hilo desde la página web dedicada al yacimiento (http://www.ciudaddevascos.com/).
Ciudad de Vascos ya es extraña en su propio nombre. El propio apelativo “Vascos” nada tiene que ver con una supuesta repoblación o asentamiento de gentes venidas del norte peninsular. Más bien estaría relacionado con un importante asentamiento bereber en la zona, Nafza, que algunos investigadores localizan en el lugar. Otros no obstante lo relacionan con uno de los tres distritos administrativos que en época Omeya tenía la cercana ciudad de Talavera de la Reina, el de Basak. No sería difícil que la propia ciudad fuese el centro principal del distrito. Con el tiempo el nombre original cayó en el olvido aunque no la evolución del topónimo que marcaba el territorio y que es por el que actualmente se conoce.

Foto: Alcazaba y restos de la mezquita. Fuente: Komando Recópolis.
Vascos se conoce desde hace muchos años. Las primeras referencias datan de 1796 pero ya aparecería en las relaciones topográficas de Felipe II. Monumento Histórico Artístico desde 1931 y BIC desde la década de los años 80 del siglo pasado. Ha gozado pues de la máxima protección legal a lo largo de los últimos tiempos. Pero ha sido su situación aislada y alejada de las principales vías de comunicación de la zona lo que la ha protegido hasta cierto punto del expolio intensivo. No el marco legal.
También lleva muchos años siendo excavada. Las labores arqueológicas comenzaron en el año 1975 y han continuado hasta nuestros días de modo discontinuo y con mayor o menor fortuna.
De su riqueza patrimonial hablan por sí solos los restos que aún permanecen a la vista: muralla con al menos dos puertas localizadas y 5 portillos, Alcazaba, algibes, restos de al menos dos mezquitas (una a la vista) y de unos baños extramuros, numerosas parcelas de lo que debieron ser los barrios donde se asentaba la población, un extenso cementerio con restos de los cipos de enterramiento y otras construcciones con distintos fines.
No obstante el misterio sigue envolviendo el yacimiento. Como el sugerente paisaje que lo rodea y en el que se asienta. Siquiendo a Ricardo Benito Izquierdo, director de las excavaciones durante muchos años y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, su fundación pudo producirse en el reinado de Abd al-Rahmán III o su sucesor al-Hakam II si la identificamos con la ciudad antes citada (de la que incluso se conoce el nombre de su arquitecto, Ahmad b. Nasr b. Jalid). Podía cumplir una función de tipo estratégico formando parte de la línea defensiva del Tajo en su curso medio, controlando un cercano vado de paso y dos fortalezas de las que tan solo nos han quedado los topónimos: Azután (de Bury-Al-Sultan) y Alcolea. Pudo ejercer de lugar de control de las numerosas tribus bereberes asentadas en la zona (la principal los Nafza) y que no aceptaron de buen grado la dominación de los Omeya. De ahí la potente muralla e impresionante Alcazaba que la domina.

Foto: Barrios al pie de la Alcazaba. Fuente: Komando Recópolis.
Por último se la ha relacionado con la riqueza minera de los alrededores (Sierra de la Estrella y Montes de Toledo), Sería un centro metalúrgico de cierta envergadura, aunque los restos encontrados no permitirían concluir que la actividad minera tuvo una importancia definitiva para la fundación de la Madina. No obstante esta actividad minera –seguramente asociada a la explotación y trabajo del hierro- sí puede relacionarse con los restos del poblado de la edad del bronce encontrados en la zona de la Alcazaba y los de época romana dispersos por todo el yacimiento.
Su máximo esplendor lo alcanzaría en época de la Taifa de Toledo, en el siglo XI, donde posiblemente desempeño un importante papel estratégico por su situación cerca del Tajo. La ampliación de la Alcazaba y la construcción de la mezquita adosada a esta dan fe de su importancia como punto de avanzada frente a los amenazadores reinos cristianos y al resto de reinos taifas, en especial el de Badajoz. La caída de Toledo en el 1085 sin resistencia precipitaría también el abandono de Vascos de modo gradual y sin violencia, lo que viene avalado por la ausencia casi total de restos de destrucción o incendios en este período y que la excavación arqueológica atestigua.

Foto: Algibe en la Alcazaba. Fuente: Komando Recópolis.
Vascos languidece invadido por el “tozudo” encinar que lo rodea y colmata. La situación actual poco tiene que ver con la fotografía que acompaña el principio de la página monográfica sobre el yacimiento. Que reúne gran parte de la información hasta el año 2013. Languidece como la pasarela que arranca de la portilla en las inmediaciones del Baño del Arroyo de la Mora y nos lleva hacia el embarcadero en el Huso, donde iban a llegar los visitantes en barco desde el vecino embalse de Azutan. En un viaje por el rio a través de una garganta de cuento. Un barco y unos visitantes que no van a llegar por ahora. Tampoco el Centro de Interpretación en el pueblo cercano de Navalmoralejo se encuentra abierto.
No es difícil encontrar en internet la tesis doctoral de uno de los últimos investigadores y director de excavación de Vascos donde podemos consultar numerosa información actualizada y de primera mano. Aunque este centrada en el edificio principal: la Alcazaba. Me refiero a la de Jorge De Juan Ares, dirigida por el profesor que inicio las excavaciones, citado más arriba.
Los horarios de visita son restringidos (sábados por la mañana y durante un período corto de tiempo y no todos los meses del año). Y la entrada en coche es complicada pero se puede hacer.

Foto: Restos del Dolmen de Azután, en la carretera de Puente del Arzobispo a Navalmoralejo. Fuente: Komando Recópolis.
A fecha de esta entrada otro monumento muy cercano languidece en medio de la nada, sin señalización y oculto entre la “tozuda” maleza. Me refiero al Dolmen de Azutan. Pero esto da para otra historia.
El nivel y la mira.