Foto: Collado de Tirobarra y a lo lejos, las Cabezas de Hierro. Fuente: Club Alpino Madrileño – 8 de enero de 2022.

De una visita realizada con el Club Alpino Madrileño en noviembre de 2021, tras la ascensión a La Pinareja (La Mujer Muerta).

Acueductus: del latin…..aquae –agua, ductus – del verbo ductere, transportar; Azud: del ár. hisp. assúdd, y este del ár. clás. sudd – barrera hecha en los ríos con el fin de facilitar el desvío de parte del caudal para el riego y otros usos.

Foto: Acueducto de Segovia. Fuente: Deposifoto.

Los sobresalientes valores históricos, arqueológicos, de ingeniería y estéticos, unidos a su buen estado de conservación, motivaron la temprana declaración de su parte aérea como Monumento Histórico-Artístico, por Real Orden de 11 de octubre de 1884. En la actualidad es Bien de Interés Cultural, conforme a la legislación de patrimonio vigente, y junto a la ciudad vieja de Segovia está inscrito, desde el 6 de diciembre de 1985, en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Se nos olvida a menudo que la enorme construcción que podemos ver en la plaza del azoguejo de Segovia es solo una pequeña parte de lo que este tipo de obras, características de la ingeniería hidráulica romana, conllevaban: 17 kilómetros de infraestructura desde la zona de captación del Arroyo/Río Frio en los pinares de La Acebeda en la ladera de la Sierra de Guadarrama hasta la citada plaza, desde donde se abastecía a la parte alta de la ciudad y a su Alcázar (tan sólo 2 kilómetros pertenecerían al tramo urbano). Hablamos de la Cacera Real o del Acueducto.

La singularidad y los valores ambientales del Pinar de la Acebeda justifican que en 1987 éste fuera incluido en la Red Natura 2000 mediante la doble consideración de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

En época de los Reyes Católicos la arquería sufriría su primera remodelación, continuando su labor hasta prácticamente nuestros días. Poco debe quedar de la factura romana original de los primeros tramos de la construcción, aquella que no es tan monumental pero que comprende casi los dos tercios de la misma. Y que se adentra en la montaña. En 1929 la conducción quedó sustituida por una tubería, aunque en líneas generales no debía ser muy distinta a lo que hoy en día podemos observar “in situ”: pequeña presa de captación –en las “nacientes serranas”- que a través de un canal iría a las presillas de decantación de arenas y limos para luego pasar a la cacera – subterránea- que llevaría el líquido hasta la llamada “Casa de Piedra” –castellum aquae– y los depósitos en la ciudad de Segovia. La pendiente, calculada con el fin de que el agua no corriese ni mucho ni poco (desde la cota de captación al inicio del acueducto en el caso urbano no existen más de 260 metros de desnivel). Es posible que en su recorrido el caudal de agua engrosase por la confluencia de otros arroyos más pequeños, lo que atestiguan las numerosas vaguadas que cruzan el trazado. De todo ello no ha quedado nada, quizá algún resto de muro o construcción de dudosa adscripción romana.

Las tres imágenes detallan la captación del Arroyo Frío, la presilla de acumulación y los decantadores de impurezas -de factura moderna-, donde posiblemente se situaban los primeros de época romana.

La obra, en su recorrido hacia Segovia, fue aprovechada -entre otros usos- para abastecer de agua a la población de Revenga, donde existe aún una caseta de registro con arqueta y llaves de paso. Hasta no hace mucho existían las figuras de los guarda-cacera, que se encargaban del mantenimiento del recorrido de la conducción: un vecino de Revenga era uno de ellos. Desde allí se desviaba agua de la captación del acueducto para llenar los depósitos de líquido potable y abastecer a ésta última población. La cacera, en esta zona cercana al arroyo de Tilviejo, sale a cielo abierto. Los expertos suponen que en origen el azud debió de situarse en este lugar. Mas tarde, el poco volumen de agua hizo que los ingenieros romanos dirigieran su mirada más arriba, en la ladera de la montaña en dirección al arroyo de La Acebeda, donde la cantidad de agua captada podía considerarse significativa. La dificultad en la canalización (por el aumento del desnivel) forzaría en este tramo a dejar la conducción a cielo abierto.

Foto: Panel de trazado en las inmediaciones del pinar de La Acebeda. Fuente: Club Alpino Madrileño.

Los estudios más recientes dan por segura otra toma de aguas, en Navalcaz, que se juntaría con esta en las inmediaciones de Juarrillos, muy cerca de la calzada romana que venía de Miaccum (¿?) y pasaba por Segovia. Al igual que el Rio Frio toma los aportes de la altura máxima de la zona, La Pinareja (2197 m.), esta lo haría directamente del Eresma. Ambas unidas darían un caudal de agua aceptable para una población del tamaño de Segovia en época romana. Curiosamente –y posiblemente desde época medieval- ambas conducciones transcurren paralelas desde aquí a la ciudad. Pero en época romana no sería así, ya que la toma del acueducto es única. Muy a posteriori, el Embalse de Puente Alta se construyó para suplir el insuficiente volumen de agua que las tomas del acueducto transportaban a Segovia.

En el 2006 saltaron todas las alarmas cuando la arquería del trazado urbano fue incluida en la Lista de Monumentos en Peligro de la WWF (World Monuments Found). Las razones por la que se incluyó el monumento en la lista fue no solo el evidente deterioro que podía verse en la construcción sino la falta de protección del trazado en su integridad por desconocimiento, abandono, deterioro y destrucción (los 17 kms íntegros), por la presión urbanística que amenazaba el paisaje y el entorno de la obra en su totalidad y por la pérdida irreversible de parte del trazado a razón del  desarrollo de las obras del AVE.  (Mata Olmo, R; Ferrer Jiménez, Daniel. La traza olvidada del Acueducto de Segovia. Nimbus, nº  29-30, 2012).

Foto: Marca del Sendero del Acueducto. Fuente: Club Alpino Madrileño.

A raíz de esto, la WMF (http://www.wmf.org) encargó un estudio integro de la obra desde las nacientes al acueducto monumental, fruto del cual fue un proyecto de señalización del trazado desde el Arroyo Frio hasta el casco urbano segoviano. Unas marcas identificativas del sendero se sitúan sobre los puntos de aireación de la conducción del agua y marcan el camino a seguir, que puede iniciarse desde las cercanías de Segovia hasta la toma o azud por un sendero fácil y bien marcado.

No obstante el interés puesto por sacar a la luz este trazado y poner en valor toda la riqueza patrimonial y paisajística del entorno, el abandono ha seguido hasta nuestros días.

Estas cuatro fotografías muestran el estado en el que se encuentran diversos tramos del mismo. Pero esto ya es otra guerra.

Foto: Bunker de la Guerra Civil en las inmediaciones del sendero. Fuente: Club Alpino Madrileño.

En internet podemos encontrar numerosa información acerca del trazado de las fuentes de captación de agua del acueducto. Un folleto bastante completo, Tras las Huellas del Acueducto…desde la Sierra a Segovia, describe de un modo ameno diversos itinerarios -de menor y mayor dificultad- para acercarse desde la ciudad a las tomas de agua. Además recoge otros valores medioambientales y elementos patrimoniales que podemos ir descubriendo a medida que realizamos las rutas propuestas.

Una publicación poco conocida pero que aporta mucha información acerca de aspectos desconocidos del territorio sobre el que discurre la infraestructura hidráulica del acueducto es la obra de Mar Pinillos Rodríguez y David Martín Carretero, Revenga: paisaje y territorio, cuyo promotor era el Ayuntamiento de Segovia en colaboración con otras entidades como la Junta de Castilla y León y el órgano director del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Una visión detallada de las distintas fuentes de abastecimiento del acueducto y la investigación patrimonial y arqueológica que se llevó a cabo tras la denuncia del estado de deterioro de la construcción por parte de la World Monuments Found es la obra de R. Mata Olmo y Daniel Ferrer Jiménez citada más arriba. El nivel y la mira.