Fotografía: Bloque de granito con la «R» que situa su construcción en el reinado de Felipe III de España. Posiblemente de la antigua Arca Vieja de Amaniel. Actualmente se encuentra en la zona musealizada del viage en el Parque Juan XXIII. Los grafitis son de época moderna. Noviembre de 2019.

Desde que en el año 1959 Jaime Oliver Asín realizase su trabajo sobre la etimología del nombre de Madrid y apuntase a la posible relación entre éste y los Qanats musulmanes (mayrats), que debieron existir en el Madrid medieval de los siglos IX y X, habían pasado muchas décadas de desinterés institucional y desconocimiento de los madrileños acerca de la importancia que éstos tuvieron en el origen del nombre y del desarrollo urbano de la ciudad, tal como la conocemos a lo largo de su historia.

Poco podía ofrecer el Manzanares -un rio pequeño y de caudal escaso a lo largo del año, sobre todo en el verano y desde el punto de vista técnico difícilmente explotable como fuente de abastecimiento de agua- a un núcleo de población que pasaría de ser una fortaleza musulmana defensiva de importancia estratégica -¿sobre un fundus visigodo anterior?- a capital del Reino de España. En realidad, Madrid y sus alrededores, eran y son ricos en otro tipo de aguas, las de los arroyos que la cruzaban (hasta 15 documentados) y las subterráneas. Sólo había que aprovecharlas. Empezaba a tomar sentido una parte del blasón del que hace gala la ciudad: “fui sobre agua edificada….”

Para explotar la riqueza de agua, los fundadores musulmanes importaron la técnica de los Qanats que habían utilizado en oriente medio. Los cristianos, basándose en ésta, la adoptaron para construir los viages de agua. Hasta mediados del siglo XIX la red de viages -que tenía su origen moderno en el siglo XVII- era la principal fuente de abastecimiento de agua para la ciudad. En 1830 ya se consideraba saturada y sin posibilidad de ampliación. Si a esto unimos las nuevas necesidades para una urbe en crecimiento y la fundación del Canal de Isabel II-CYLII para satisfacerlas, podemos explicarnos porque pasaron a un segundo plano, al abandono y al olvido.

En el año 2005, unas obras en la Ciudad Universitaria de Madrid sacaron a la luz los restos de las galerías y del Arca principal de almacenamiento de agua de uno de los más importantes. El primero en ejecutarse en época moderna, en el reinado de Felipe III, el que abastecía en su origen al Alcázar de los Austrias y posteriormente al Palacio de los Borbones desde el siglo XVII: el Viage de Amaniel o de Palacio. Un viage que estaba bien documentado desde su construcción. La insistencia de los vecinos de la zona evitó la desaparición de estos restos, como tantas otras veces había sucedido en Madrid, y la posibilidad de incluirlos y musealizarlos dentro de un pequeño parque situado en la actual calle Juan XXIII. Además se fue completando la información que ya existía sobre el mismo.

Los primeros pozos y galerías de captación de agua se realizaron –según la documentación de inicio del proyecto- en torno al lugar llamado Valle de la Zarza -cercano a anitguo pueblo de Fuencarral. Parte del trazado de éstos se puede seguir hoy por el actual Parque de La Ventilla- y más adelante desde la llamada Dehesa de Amaniel –hoy sólo queda de ésta la actual Dehesa de la Villa, donde también se puede seguir parte del trazado del viage-. Ambos lugares ricos en aguas subterráneas por la peculiar morfología del terreno que los conforma y que facilita la formación de “lentejones” de agua. Testigos mudos del paso del tiempo y de las galerías de captación son los capirotes de granito que aún pueden verse en los dos parques, con desigual estado de conservación.

Fotografias: dos capirotes de señalización en el actual Parque de la Ventilla de Madrid Capital. Abril de 2019. Fuente: wikiloc.

Marcan el acceso a los pozos de ventilación y mantenimiento de las citadas galerías sobre el terreno. Estas confluían en el Arca citada más arriba, conocida como Vieja de Amaniel, cuyos restos aparecieron en el 2005, arrasados. Hacia el 1823 debía estar aún visible en la zona, pues existe un croquis en alzado y planta de la misma así como de las minas que confluían en ella. También de la fuente existente en el lugar, la de Caño Gordo. Aún la recuerdan los vecinos de la zona y los merenderos  que se situaba junto a ésta y el llamado “canalillo” del CYLII. Desde allí continuaba el viage a otra situada en torno a la antigua Puerta de Fuencarral –hoy Glorieta de Ruiz Jiménez o de San Bernardo- donde comenzaba la red de distribución al casco urbano.

La conservación de las galerías que se han restaurado guardando las técnicas constructivas originales es buena, pero nada ha salvado del vandalismo y el olvido al entorno del Arca Vieja musealizado.

Fotografías: estado de los paneles explicativos en la zona del Parque Juan XXIII. Noviembre de 2019.

No obstante existen hoy varias iniciativas para recordar la importancia que tiene el lugar en relación al nacimiento de Madrid como ciudad y capital. Y revitalizar su conocimiento y conservación. Un tramo corto de galerías de la calle Juan XXIII se pueden visitar –reserva previa en Centro Educacional Ambiental de la Dehesa de la Villa-. Además la Asociación de Vecinos “San Nicolás-Dehesa de la Villa” y la Coordinadora “Salvemos la Dehesa de la Villa”–que mucho tuvieron que ver con la no desaparición definitiva de los restos en 2005 por su labor reivindicativa- organiza visitas guiadas del recorrido total del viage: desde la zona de captación de la Dehesa hasta el Palacio Real. Hay noticias de que en breve estará disponible la visita a otro de los más importantes: el de la Fuente del Berro.

Para saber más:

Para hacernos una idea de cómo se encontraba el viage hace unos años existen varios videos en youtube que es obligado visualizar.

En el número de Junio de 1984 de la Revista de Obras Públicas apareció un interesante artículo sobre la influencia de los viages de agua en la vida de la ciudad, firmado por Llorca Aquesolo, J. y Montes Saez, J.L. Los autores ya comentaban la necesidad de documentar todo lo relativo a la extensión de éstos por el subsuelo de Madrid, en interés de la Obra Pública que se realizase en la ciudad. Además estudiaban la formación geológica sobre la que se asienta Madrid como causa de la abundancia de agua subterránea y manantiales.

Emilio Guerra Chavarino publicó hace unos años Los viajes de agua y las fuentes de Madrid. Los viages-qanat. Ediciones La Librería, 2011. Recopila prácticamente toda la información existente hasta el año de publicación, aunque tiene algún error de interpretación. Señalar en especial el trazado del viage sobre mapas del actual entramado urbano y la bibliografía antigua y moderna.

El blog ArtedeMadrid recoge numerosa información sobre el tema de los viages y otros relacionados con la capital madrileña