La Erupcion. Fotografia: Academia Play. Plataforma de Educación.

Cuentan los guías que dice la historia y corrobora la arqueología, que solo se encontraron los restos de un cerdo y ni un solo cadáver humano entre lo que quedó de la ciudad enterrada bajo toneladas de ceniza (de 30 a 60 ms)…y que sus habitantes lograron huir a tiempo, hacia el oeste de la isla, de los gases venenosos y las rocas que expulsaba el volcán tras la erupción. Pero que los expertos dudan de esto: “…deben encontrarse en algún lado de la isla, es posible que el antiguo camino del puerto sea un rosario de cadáveres enterrados bajo toneladas de ceniza volcánica.” (Christos Doumas, Director de la excavación). Que poco de valor se ha encontrado –si por valioso entendemos los objetos que pudieran estar realizados en metal o piedra preciosos- porque les dio tiempo a recogerlo todo. Estaban acostumbrados a ello. Pues se dice y se ha podido comprobar, que fueron varios los terremotos que la asolaron antes de la definitiva destrucción y abandono. Y que sus habitantes otras tantas veces reconstruyeron la ciudad, cada vez más rica y suntuosa. Hoy vemos la “imagen dormida en el tiempo” de su mejor  momento.

Y que nos ha llegado en buen estado pese a la destrucción, aunque sean muchos los problemas que plantea su conservación. Esto ha permitido recuperar viviendas y almacenes casi completos insertados en la trama urbana, grandes vasijas cerámicas (pithoi) e incluso los moldes de yeso de restos de mobiliario obtenidos tras su vaciado de escayola –del mismo modo que en Pompeya se ha podido rescatar el “negativo” de las personas que no tuvieron la fortuna de escapar a la erupción del Vesubio. Todo ello en el sitio donde quedaron. Cuentan también que se han encontrado numerosos frescos que pueden contemplarse repartidos por el Museo de Prehistoria de Fira (en la misma isla) y el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, que nos ayudan a hacernos a la idea de cómo vivían los habitantes hacia el siglo XVII a.c. en esta parte del mediterráneo. Algunos no expuestos por falta de presupuesto y espacio.

Y dicen que ya se conocía desde el siglo XIX por la puzzolana (el cemento que se utilizó en la construcción del Canal de Suez), aunque solo en la década de los años 60 del siglo pasado comenzó a excavarse sistemáticamente. Lo hizo Spyridon Marinatos, tras muchas dificultades burocráticas. Que ha sido relacionada con el mito de la Atlántida y llamada la Pompeya del Egeo. Y que recibió influencias de la cercana Creta, de la civilización micénica del continente y de Egipto, por los paralelismos que se han podido comprobar a través de los hallazgos. Y viceversa. Pero de la que en realidad no se sabe su nombre –Acrotiri lo toma de una población cercana-. Y que la fatalidad parece perseguirla. Marinatos murió mientras trabajaba en el yacimiento –y allí sigue enterrado-. En el año de 2005 el sitio fue cerrado al público por la muerte de un turista al caer el tejado que lo recubría. Sólo en 2012 se pudo volver a visitar y a excavar.

¿Por qué visitar Acrotiri? Se pueden dar diez razones para hacerlo (y no relacionadas con el mito de la Atlántida):

1ª. Aunque se calcula que más de 100.000 turistas visitan todos los años el yacimiento arqueológico, se encuentra muy lejos en número de visitas de las masificadas Acrópolis de Atenas, Palacio de Cnosos, Efeso, Micenas o la propia Santorini. Comparado con estos ejemplos, pasear por Acrotiri es un placer. Menos mal que en el momento de la visita solo había dos cruceros atracados en La Caldera.

2ª. Más pequeña que Pompeya, es mucho más antigua (la mayor parte de los restos visibles datan del siglo XVII a.c.). Se calcula que se ha excavado un tercio de lo que en realidad ocupaba la ciudad. A pocos kilómetros al este se encuentra Potámos (en la Isla de Thirasia), que por los hallazgos encontrados formaría parte del complejo arqueológico. Aunque el mar se encuentra de por medio.

3ª. El edificio nuevo que alberga el yacimiento presenta una cubierta que deja pasar luz natural  tamizada, por lo que la visita se realiza a plena luz del día pero en la sombra – La techumbre autorregula la temperatura interior manteniendo un ambiente fresco incluso en pleno verano. La paseo se hace a una temperatura constante, lo cual se agradece.

4ª. Nada más entrar, una maqueta de la parte de la ciudad excavada nos da una idea de qué vamos a ver. Un conjunto de pasarelas a la altura justa permite visualizar los restos de casas y almacenes encontrados, escaleras de acceso y ventanas. Alguno de tres plantas, conservan los soportes y encofrados de madera de la época donde se sustentaban éstas. Para hacernos una idea de a qué se dedicaba cada estancia, se han dejado restos donde se encontraron. O se han realizado reconstrucciones.

5ª. Observando desde las pasarelas los huecos donde se asientan los postes que sujetan la nueva techumbre, vemos en el  fondo restos de los asentamientos anteriores a la ciudad destruida, A veces a más de 8 metros de profundidad. Podemos deambular por una plaza de forma triangular viendo la disposición de las calles en zigzag para protegerse de vientos y lluvia (hoy es la forma de construir típica de la arquitectura cicládica).

Plaza triangular y West House: reconstrucción. Fotografía: 7reasons. Michael Klein.

6ª. La Isla de Thera es un espectáculo geológico que sobrecoge por su belleza. En el yacimiento podemos sentir, aunque sea por un instante, la fuerza de la naturaleza que acabó con la vida en Acrotiri. Aún pueden verse estratos de ceniza volcánica de más de cinco metros de espesor en algún punto. Es algo especial.

7ª. Quizá echemos de menos nuevos paneles explicativos que sustituyan a los actuales, con un cierto aire retro. La crisis no ha perdonado. Pero hacia el final, justo encima de una de las edificaciones emblemáticas, la West House, un par de pantallas emiten una reconstrucción digital de esta, que no se limita a la edificación y recrea la vida cotidiana de la casa añadiendo personas y objetos. Hoy sigue la investigación en Acrotiri gracias a un patrocinador privado del sector de la informática, Karpesky LAB. Cuyo dueño quedó enamorado de la Isla en un viaje de vacaciones que realizó a la zona. Ha patrocinado el documental.

8ª. Los más expertos deben saber que los propios arqueólogos responsables del yacimiento están más preocupados en conservar, interpretar y contextualizar los muchos restos encontrados que en seguir excavando. Y que continúan, con infinita paciencia, la reconstrucción de los frescos encontrados en las casas excavadas, juntando los millares de piezas a modo de gigantesco puzzle. En este sentido se puede considerar un modelo de gestión del conocimiento envidiable.

9ª. Se puede completar con la visita yendo, en la misma Isla, al Museo de Prehistoria de Firá donde se encuentran alguno de los frescos que se han rescatado, restaurado y expuesto. Además de restos materiales encontrados.

10ª. La visita al yacimiento es la excusa perfecta para ir a las cercanas playas negra (Kamari Perissa) y roja (Kókini Paralía), donde sigue el espectáculo geológico de la isla. Y de paso, en la primera, el recinto de la Antigua Thera, fundada por los espartanos como colonia muchos años después de la erupción del volcán. Solo se atrevieron ellos en volver, al menos eso dicen los guías.

De un viaje realizado a principios de septiembre de 2019 a la Islas Cycladas… El nivel y la mira.