Foto: Interior de la Cámara Mortuoria. Fuente: Viaje al tiempo de los Iberos.

La Cámara Sepulcral de Toya fue declarada en 1918 Monumento Histórico Artístico, aunque su hallazgo fortuito se produjo posiblemente por un agricultor unos diez años antes. Esta circunstancia la incluía en el escaso club de restos arqueológicos declarados como tal en aquellos años, entre finales del siglo XIX y principios del XX. De este modo quedaba bajo el paraguas de la máxima protección jurídica que se otorgaba a cualquier resto de esta naturaleza en esos momentos. De lo que ocurrió en el tiempo trascurrido desde su descubrimiento ocasional hasta la declaración citada y en décadas posteriores tenemos numerosos datos y estudios. Del papel desempeñado por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades (JSEA), de su excavación por parte de Juan Cabré y de los diversos personajes que de un modo u otro contribuyeron a la dispersión y venta de su ajuar.

Foto: Uno de los lotes que Tomás Pulido ofreció al Museo Arqueológico Nacional. Muchas de las piezas procedían posiblemente de la Cámara Mortuoria. Fuente: Bellón Ruiz, J.P. y Moreno Padilla, I. (2019) “Cien años de Arqueología de un monumento: la Cámara de Tugia”. Eds. Museo Ibero de Jaén.

Entre todos destacó el médico, estudioso y aficionado a la arqueología -en su versión de buscador de tesoros- de la cercana población de Villacarrillo, Tomás Román Pulido, que ejerció de intermediario entre coleccionistas e incluso Museos y organismos oficiales para proporcionar conjuntos de restos pertenecientes a la Cámara y de otros enterramientos cercanos. Solicito excavar oficialmente el monumento a la JSEA, permiso que le fue concedido parcialmente prohibiéndole seguir “expoliando” el hallazgo, aunque si los alrededores. Era demasiado tarde. Tomás Román Pulido realizó numerosas intervenciones en el lugar en un auténtico afán de búsqueda del tesoro que descontextualizó numerosos restos y provocó la pérdida de información que podemos imaginar.

Cuando en 1918 Juan Cabré se hace cargo de lo que queda, llega a rescatar parte del ajuar que se encontraba repartido entre lugareños y otros anticuarios de la zona. Pero el grueso de los materiales extraídos hasta el momento habían ido a parar a grandes coleccionistas incluida la Real Academia de Bellas Artes o el Museo Arqueológico Nacional que, a través del citado médico, adquirió por lotes buena parte de lo que hoy podemos ver en sus vitrinas procedente de Toya. Materiales que seguirían saliendo del lugar a lo largo de los años posteriores.

Foto: Primeros apuntes de Juan Cabré en la carta dirigida a Manuel Gómez Moreno en marzo de 1917. Fuente: Blánquez Pérez, Juan (2014): “El mito del eterno retorno… tras los primeros pasos. De nuevo acerca de la Cámara de Toya (Peal de Becerro, Jaén)”, en In Amiticia – Miscel lánia d’Estudis en homenatge a Jordi H. Fernández.

Juan Cabré se dio cuenta en esos momentos de que el monumento no era un resto aislado en el cerro donde se encontraba, sino que formaría parte de una necrópolis más extensa que había sido lamentablemente expoliada. Lo vinieron a confirmar las posteriores excavaciones realizadas por otro colaborador de JSEA, Cayetano de Mergelina, que localizo al menos otros 16 enterramientos en fosas simples e incluso una nueva cámara de sillería, todos ellos muy destruidos, posiblemente por la labor de furtivos, curiosos y del propio Tomás Román que había considerado el yacimiento como agotado. Cabré relacionó además el Cerro de la Horca donde se encontraba la necrópolis con otro cercano donde se tenía la certeza de que se encontraba la ciudad ibero romana de Tugia (Toya).

En un primer momento Cabré no dudo de las influencias fenicias en su construcción, a las que se fueron sumando mas investigadores que vieron otras procedentes del mundo griego y que se podían rastrear en el aparejo irregular usado formado por sillares de distinta forma, tamaño y disposición, colocados a hueso, el carácter adintelado y su aspecto no muy diferente de otros monumentos encontrados en el norte de Africa. Además los abundantes restos de cerámica griega de espléndida factura procedentes del enterramiento vendrían a ratificar esta hipótesis. Estudios más detallados han añadido influencias procedentes de las tumbas etruscas encontradas en Italia, y que se pueden apreciar en los bancos corridos y nichos de las 3 estancias que forman la cámara. Se sabe también que casi todo el material utilizado procede de una cantera no muy lejana situada a las espaldas del cerro donde se encuentra actualmente el castillo de la antigua Tugia. En trabajos de restauración realizados en la década de los años 70 del siglo pasado se localizaron restos de lascas de piedra que habrían generado los trabajos de devastación del sillar in situ para igualar el aspecto de los mismos.

Foto: Dibujos realizados en 1925 por Juan Cabré. Fuente: Cabré Aguiló, J. (1925): “Arquitectura Hispánica. El sepulcro de Toya”, Archivo Español de Arte y Arqueología, 1: 73-101.

Como se ha señalado, la Cámara Sepulcral formaría parte de una gran necrópolis (hoy desaparecida) donde actualmente solo la acompaña el Túmulo de la pedanía de Hornos de Peal (en el Cerrillo de la Compañía), de reciente descubrimiento y estudio. Aunque debieron de existir varios similares en el propio Cerro de la Horca, frente a los restos del oppida ibérico donde se sitúa la tumba. Más allá, junto con Tugia, formaría parte de un conjunto de lugares cercanos que conformarían una red bien nutrida de puntos en el espacio que jalonaban el paso desde los ricos distritos mineros de Sierra Morena hasta las costas levantinas, utilizando el corredor natural que brindaba el curso del Guadiana Menor: de Castulo y Ubeda La Vieja (oppida ibérico de Iltiraka y más tarde Colonia Iulia Salaria romana) hacia Granada, Murcia y Almeria pasando por otro  oppida cercano, el de Castellones de Ceal (situado en el vado del mismo nombre y muy cercano a Tugia y la cámara). Solo la difícil orografía y el cambio del contexto político (con las luchas entre cartagineses y romanos en la península) irían restando importancia a este paso natural hasta ser sustituido por otros más accesibles. Esta última fase se puede asociar al declive del mundo ibérico en la zona y el proceso de romanización. No obstante Tugia aún conseguiría en siglos posteriores el estatus de ciudad estipendaria y municipio de derecho latino pleno siendo cabeza de un importante saltus (término que alude a un entorno de sierra y bosque) que abarcaría todo el paisaje que se sitúa sus espaldas, el de Cazorla.

Foto: Todo el pueblo de Peal de Becerro se encuentra implicado en el proyecto de difusión del monumento. Mural realizado por un artista local cercano al Centro de Interpretación de la Cámara. Fuente: VEH.

En el año 1924 los expolios en la tumba continuaban. Por lo que se decidió restaurarla y acondicionar el acceso. Cayetano Vergelina sería el encargado junto con Juan de Mata Carriazo, Emilio Camps Cazorla y Juan Muñoz Reja de realizar estas tareas que incluyeron la colocación de una puerta cuya llave se dio al Alcalde de Peal del momento, don Victoriano Alcalá Fernández, que quedaba como custodio de la misma. Incluso se nombró a un guarda que se encargaba de la vigilancia del monumento. Poco podía imaginar Cayetano Vergelina que hasta no hace mucho la llave para visitar la cámara había que cogerla en el ayuntamiento de Peal de Becerro. Lo normal es que nadie del consistorio te acompañase.

Afortunadamente las cosas han cambiado desde hace unos pocos años. La visita es guiada y se realiza a través del personal que atiende el pequeño Centro de Interpretación que se ha montado en el pueblo, cerca de la Iglesia. La visita a la Cámara se incluyó dentro de un programa que recorría los principales yacimientos ibéricos de la provincia de Jaén, Viaje al tiempo de los Iberos. Y que aún continua activo en parte. Es una visita corta que comienza en el Centro de Interpretación y acaba en la Cámara. Las buenas explicaciones del guía nos hace comprender muchos aspectos que de otro modo solo los muy interesados podrían saber. Por el contrario, el túmulo cercano de Hornos de Peal no se encuentra acondicionado para la visita. En el año 2018 se realizaron numerosas actividades en conmemoración de los 100 años del descubrimiento que implicaron al pueblo de Peal de Becerro, al Museo Arqueológico Nacional y al Museo Ibérico de Jaén entre otros. De todo ello hay abundante información en la web. Sólo el cerro de Tugia, frente a la cámara, espera una intervención que seguro deparará numerosas sorpresas en años venideros.


De una visita realizada en marzo pasado a la Cámara Mortuoria de Toya (Cerro de la Horca, Peal de Becerro – Jaén). El nivel y la mira.